miércoles, 22 de febrero de 2012

Los cincuenta años de los cronopios y famas de Cortázar


Por Daniela Bracho
(@danielabracho_)
22/02/2012
     Este 2012 ya suman cincuenta años de existencia los cronopios y famas de Julio Cortázar, escritor que publicó por primera vez en 1962 su obra Historias de Cronopios y Famas, una serie de microrrelatos que narran la vida y andar de una serie de personajes surreales –cronopios, famas y esperanzas- con las cuales el escritor pretendía describir metafóricamente los modos de vida y relaciones que mantenían y mantienes las personas en sociedad.

     En honor a este aniversario, todos los cronopios –como se conoce la legión de seguidores de Cortázar- y su cronopia Aurora Bernárdez, rindieron homenaje al libro en el Centro de Arte Moderno en Madrid, considerada una especie de capital del mundo de la literatura sudamericana en Madrid, con la compañía de Aurora Bernárdez, musa eterna del escritor.

     En este acto también estuvieron presentes el profesor Julio Ortega, profesor de la universidad estadounidense de Brown y miembro de la Cátedra Julio Cortázar de la universidad mexicana de Guadalajara y Rosalba Campra, profesora de la Universita La Sapienza de Roma, quienen hicieron entrega a Bernárdez del libro Mundo Cronopio, ilustraciones sobre cronopios de la artista italiana Judith Lange, obra concebida para resaltar la importancia de este texto en la literatura contemporánea.


     Historia de Cronopios y Famascronopio, término que según Ortega puede provenir de Cronos (tiempo) y topía (lugar)- se ha convertido en una especie de clave en toda la historia narrativa de Julio Cortázar, cuyo éxito primario preparó a todos sus seguidores para el lanzamiento de Rayuela, en 1963, cuyo texto constituye la obra más representativa del escritor argentino, llegando a traducirse en 33 idiomas hasta 2010. A continuación, uno de los microrrelatos más representativos de la obra, Viajes:

Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una
ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente 
los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo 
se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e 
inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El 
tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus 
especialidades. 
Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor 
de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un
aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza 
recibe el nombre de «Alegría de los famas». 
Cuando los cronopios van de viaje,  encuentran los hoteles llenos, los 
trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o 
les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen 
firmemente que estas cosas les ocurren  a todos, y a la hora de dormir se 
dicen unos a otros: «La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad.» Y sueñan
toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están 
invitados. Al otro día se levantan contentísimos,  y  así es como viajan los 
cronopios. 
Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, 
y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan.

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