martes, 14 de febrero de 2012

Qué leer: Todos los fuegos el fuego

Imagen: Alfaguara
 Por Daniela Bracho
(@danielabracho_)
14/02/2012
     Quien es lector asiduo del argentino de nacionalidad pero belga de nacimiento, Julio Cortázar (1914 – 1984), sabe que el género por excelencia que definió la carrera de este prolífico e introspectivo escritor fue el cuento. El que no lo sepa, está a punto de descubrirlo si decide unirse a la lectura de uno de las mejores obras de Cortázar, Todos los fuegos el fuego, lleno de una flexibilidad narrativa que hace imposible dejar de leer cada línea.

     Publicado por primera vez en 1966, Todos los fuegos el fuego lo forman ocho relatos enfocados en situaciones cotidianas de individuos cuyas historias personales se van entrelazando durante la extensión del relato gracias a las habilidades narrativas de Cortázar, quien hizo uso de componentes fantásticos y mezcla de distintos planos narrativos para enriquecer cada una de las páginas del libro. Fundamentalmente, trata de jugar con el lector y llevarlo –desde un mismo relato—a dos realidades paralelas, la verdadera y la fantástica, rompiendo en la mayoría de las veces la lógica en cuanto a tiempo y espacio, siendo esto el elemento característico de la literatura Cortazariana.

     Uno de los relatos más representativos de esta obra lo constituye ‘La autopista del sur’, donde usó metáforas lingüísticas -un atasco automovilístico en una concurrida autopista- para describir las relaciones humanas y las sensaciones de apego y nostalgia ante situaciones inesperadas. En este relato, los personajes están atrapados en una autopista durante un atasco que dura varios días, donde los protagonistas se ven obligados a formar una especie de sociedad para poder sobrevivir durante el tiempo que estén ahí asentados. 

     La convivencia, el conocer virtudes y costumbres ajenas, provoca en los personajes una suerte de apego y costumbre que en cualquier momento decisivo desaparecerá, como todos los efímeros momentos de la vida, provocando nostalgia, añoro en los protagonistas, cosas que padecen los individuos ante cualquier partida inesperada, cosa que decidió reflejar Cortázar desde su más hondo punto de vista introspectivo. 

     Si desea leer completo el cuento, pulse acá:

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